NUESTRA EDUCACIÓN
La psicomotricidad y el juego son las herramientas de las que el niño/a se
vale para conocer el mundo, dominar sus impulsos sin perder iniciativa ni
espontaneidad, y para desarrollar relaciones satisfactorias con los demás.
Entre los dos y seis años de edad, los rasgos distintivos de la personalidad
infantil emergen rápidamente, y hacia los cinco años podemos detectar los que
quedan perfectamente definidos. Los cinco primeros años tienen una importancia
fundamental para el desarrollo afectivo posterior. Los conocimientos adquiridos
posteriormente están, si no preformados en ella, ampliamente condicionados por las
operaciones psíquicas de la primera fase de la vida.